Un pulso que aún pueden ganar los vecinos

Desde hace unos meses Chamberí vive un interesante pulso entre buena parte del vecindario y el concejal del distrito, por el mantenimiento de la pista polideportiva de la futura instalación de Cea Bermúdez, que el nuevo proyecto pretende compartimentar en varias salas de fitness y musculación. Un pulso cuyo desenlace es aún incierto, pero en el que los vecinos comienzan a intuir que pueden doblar el brazo al responsable municipal, que hasta ahora ha mantenido su postura intentando alcanzar un acuerdo que a esta hora parece imposible por el simple hecho de que lo que ofrece –flexibilidad en la instalación para que un colegio pueda disponer de ella para sus clases– no es lo que se pide desde una plataforma vecinal en la que ya se incluyen nada menos que 28 asociaciones, entidades y clubes deportivos. La presidenta del AMPA del Colegio San Cristóbal ya ha dejado claro en una reunión con el propio concejal que la cuestión no les atañe sólo a los alumnos de este centro y que “no tenemos intención de cerrar otro acuerdo que no sea el mantenimiento de la pista deportiva”.

Uno de los argumentos esgrimidos desde el primer momento por el concejal Javier Ramírez es el del interés general, y cómo esta modificación supondría que muchos más vecinos pudieran disfrutar de las instalaciones en un distrito con un solo polideportivo municipal y más de 16.000 peticiones en lista de espera para practicar deporte. Sin embargo, esa posibilidad ya la ofrecen las decenas de gimnasios abiertos en Chamberí, con los que el Ayuntamiento no tiene por qué competir, mientras la escasez de pistas para deportes de equipo sí resulta palpable y es una carencia que el Gobierno municipal debe atender. ¿O acaso el estadio de Vallehermoso está “optimizado” para que acudan el mayor número de vecinos posible? Mantener el argumentario del interés general podría llevar igualmente a dividir el tartán verde en decenas de salas de aerobic.

Con todo, parece difícil que la Junta Municipal acceda a anular la licitación, como le piden vecinos y oposición –y hasta Ciudadanos– y ponga en marcha una nueva que mantenga la pista polideportiva, con los retrasos que ello conllevaría –en un equipamiento cuya construcción ya se ha retrasado demasiado– y el gasto añadido, aunque no debemos olvidar que para la construcción de las salas ya hubo que modificar el proyecto inicial cuando los trabajos ya estaban prácticamente acabados. Aun así, las declaraciones del concejal advirtiendo de que debería ser el Área de Deportes, dependiente de Ciudadanos y cuyo informe favorable dio luz verde a la modificación del proyecto, quien debiera devolver la pista polideportiva a la instalación, pueden dar algo de esperanza a los vecinos, que ya se preparan para una nueva jornada de protesta frente al equipamiento deportivo.

En unas semanas se cumplirán tres años del desmantelamiento de Despacio Galileo, el polémico proyecto de la pasada legislatura que levantó las protestas vecinales y cuya reversión fue aprobada por dos veces, en Chamberí y Cibeles, contra el criterio del equipo de Gobierno municipal, que hizo oídos sordos al plenario y a la calle. Luego llegó el cambio en la alcaldía y Galileo se acabó desmantelando. Cabe recordar el episodio, porque podría repetirse.


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