La Iglesia de Santa Teresa y Santa Isabel cumple 180 años al servicio de Chamberí

El emblemático templo de la Glorieta del Pintor Sorolla atiende hoy a 25 familias del distrito


Como un icono del distrito, la Parroquia de Santa Teresa y Santa Isabel corona la Glorieta del Pintor Sorolla. Unos nombres que pocos chamberileros utilizan, porque para la gran mayoría podría llamarse “la iglesia de Iglesia”. Su título es fruto del azar de la historia. Cuando la primera piedra se colocó en 1842, hace justo ahora 180 años, este enclave madrileño estaba integrado por una gran cantidad de fábricas y talleres, de forma que los habitantes que empezaron a trasladarse a esta zona decidieron construir su propio templo, aportando su propia mano de obra y sus materiales. Desde aquel momento, su primer nombre estaba claro. Se llamaría Santa Teresa en honor a los artesanos.

Un tiempo más tarde, mientras la reina Isabel II paseaba por la zona descubrió los trabajos que ya habían puesto en marcha los vecinos y se comprometió a sacar adelante la iglesia. Para ello organizó rifas benéficas y corridas de toros con los que recaudó fondos dirigidos a su construcción. Así, en agradecimiento a su aportación, se incorporó el segundo nombre que ahora luce en su fachada.

En la actualidad, es posible contemplar en el retablo del Altar Mayor las imágenes de Santa Teresa de Jesús, doctora de la Iglesia, representada con un libro y una pluma en la mano, y de Santa Isabel de Hungría, a la que se simboliza con un enfermo de lepra y un plato de pan por sus conocidas obras de caridad. Unida a la de estas dos figuras, el templo también se caracteriza por su devoción por la Virgen del Carmen, cuya figura se encuentra en el Altar Mayor y de forma tradicional se saca a la calle durante su festividad, que se celebra el 16 de julio.

Tal y como explica su párroco, Luis Miguel Motta de la Rica, hasta la división de las iglesias en 1965, este espacio era conocido como la Parroquia de Chamberí y, actualmente, su enclave también potencia su presencia en el distrito. Hoy en día, su misión está centrada en salir a la calle y llegar al barrio para “abrir la iglesia a todo el que lo necesite”. Una prueba de ello fue la llegada de la pandemia. Durante la primavera de 2020 el templo permaneció abierto: “No celebrábamos culto público, pero estábamos abiertos. Pusimos nuestros teléfonos y correos bien grandes en la fachada, para que aquel que nos necesitara nos llamara”, comenta.

De esta manera, a lo largo de aquellos meses establecieron un servicio de voluntariado de atención al barrio, dirigido a llevar comida y medicamentos a los hogares de aquellas personas que no podían salir de casa, sobre todo gente mayor. “A nadie se le cobraba”, declara el párroco, al tiempo que relata que, “a todos se les dijo que cuando acabara la situación fueran a la iglesia a pagar lo que debían”. Y así fue: “Al terminar, la gente vino y lo pagó”.

Asistencia, bodas y viajes

Desde aquel momento, la parroquia también ha puesto a disposición de los chamberileros su espacio para realizar determinadas actividades. “A causa de la pandemia casi todas las reuniones de vecinos quedaron anuladas, porque los espacios donde se juntaban no eran suficientemente amplios y no reunían las condiciones necesarias”, por lo que desde entonces “muchos vienen aquí para celebrarlas”, indica.

Asimismo, con independencia de la emergencia sanitaria, también proporciona una ayuda permanente a través de Cáritas. Atienden a 25 familias del distrito, en colaboración con la Fundación Panes y Peces (Medellín, 12), desde donde proporcionan alimentos y productos de limpieza y sanitarios a aquellos vecinos que lo necesiten. Desde la Iglesia de Santa Teresa y Santa Isabel, Motta subraya que uno de los elementos más importantes que deben abordar con las personas que llegan a su parroquia es la orientación, “para tratar de que desde un principio tengan en su poder la información necesaria para solucionar cada caso concreto”.

De cara a los próximos meses tienen previstas la celebración de un buen número de bautizos y bodas, y destaca el llamativo aumento que estas últimas han experimentado en los últimos años. De las cerca de 20 que se celebraron en 2019, en 2021 llegaron hasta las 36 y para este año prevén unas 46, un número motivado también por la cantidad de ceremonias que se vieron pospuestas, hasta tres y cuatro veces, con motivo de la crisis sanitaria.

Además, están organizando un viaje a Santiago de Compostela con motivo del Año Xacobeo. No obstante, esta actividad tiene una peculiaridad. Está dirigida a personas mayores que no puedan andar o, al menos, no lo suficiente para recorrer el Camino de Santiago entero. De este modo, están trabajando para realizar un circuito en autobús el próximo mes de junio, con el que irán realizando diferentes paradas para conocer los monumentos más importantes del Camino. Aquellos que se vean preparados tendrán la posibilidad de recorrer los últimos kilómetros y unirse espiritualmente a esta peregrinación.


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