¿Qué le pasa a mi hijo? El famoso boca-mano-pie

El año pasado fue bastante atípico en cuanto a la aparición de enfermedades infecciosas en la infancia. La irrupción de la covid-19 trajo consigo una serie de medidas para evitar la propagación del virus (mascarilla, lavado de manos, distancia social), las cuales contribuyeron a disminuir la transmisión de otras enfermedades infecciosas, muy frecuentes durante los primeros años de vida. Sin embargo, durante las últimas semanas, con el inicio del curso escolar y la relajación de estas medidas, hemos asistido a un aumento de casos de algunas de ellas, como la llamada “boca-mano-pie”: ¿en qué consiste?

La enfermedad boca-mano-pie es una infección generalmente benigna y autolimitada, causada por virus de la familia Enterovirus. Estos virus se transmiten de persona a persona, a través de las secreciones de la nariz y la boca, las heces y objetos contaminados (vasos, cubiertos, juguetes). Suele aparecer en forma de brotes.

Se manifiesta por la aparición de una erupción en la piel, formada por lesiones ampollosas fundamentalmente alrededor de la boca, en manos y pies, pero no es infrecuente encontrarlo en otras localizaciones, como las rodillas o el área del pañal. Estas lesiones curan de manera espontánea, sin dejar cicatriz. Además, presentan úlceras y vesículas en el interior de la boca, que pueden provocar rechazo en la alimentación. Suele acompañarse de fiebre más o menos elevada y en ocasiones de deposiciones más blandas de lo habitual. Se han descrito casos de caída indolora de las uñas (onicomadesis), que puede tener lugar varias semanas después de presentar la enfermedad. Se trata de un proceso transitorio, ya que la uña vuelve a crecer normalmente pasadas unas semanas.

La máxima incidencia la encontramos en edades comprendidas entre los 1-3 años. La duración de la enfermedad es de 5-10 días, pudiendo producirse el contagio en los 4-5 días anteriores a la aparición de síntomas. Además, el niño puede contraerla en más de una ocasión. Se diagnostica a través de la exploración física, y no se necesitan pruebas complementarias. De la misma forma, no existe una vacuna específica para esta enfermedad.

Tampoco hay tratamiento curativo. Las medidas siempre irán dirigidas a procurar el mayor bienestar del niño. Por ello, se recomienda el uso de antitérmicos, si se presenta fiebre, y preparados de aplicación tópica que contengan sustancias antiinflamatorias para las úlceras de la boca. Se deben ofrecer alimentos frescos y evitar aquellos que son ácidos (naranja, tomate) o calientes.

Aunque no es causa de exclusión escolar estricta, se recomienda permanecer en el domicilio si se presenta fiebre o malestar. Se debe consultar en caso de que se presenten signos de deshidratación (boca seca, orina escasa, ausencia de lágrima) o el niño se encuentre más irritable o somnoliento de lo habitual. Ante cualquier duda, consulta con tu pediatra.

Dra. Inés Alía Arroyo
Pediatra
CS Eloy Gonzalo

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