En unas semanas termina un año casi de transición en la capital, marcado por las elecciones del pasado mayo y las rotundas victorias del Partido Popular tanto en la Comunidad de Madrid como en el Ayuntamiento. Unas victorias que permitirán que, en unos días, se aprueben sus respectivos presupuestos generales para el próximo ejercicio, después de gestionar sendas prórrogas en 2023 ante la incapacidad de ambos gobiernos para alcanzar las mayorías necesarias.
En lo que afecta a Chamberí, el año arrancó con la esperada entrada en vigor de la nueza Zona de Protección Acústica Especial Trafalgar-Ríos Rosas, cuyos efectos aún deben evaluarse para comprobar si está ayudando a paliar las molestias vecinales ocasionadas por el ocio nocturno; también empezó este 2023 con unas polémicas obras en Ponzano, y termina con las que en estos momentos se ejecutan en la Plaza de Olavide y su entorno, cuya finalización ha anunciado el Ayuntamiento para la próxima primavera. Un plazo dentro de lo previsto, aunque quizá demasiado dilatado en el tiempo, como consideran algunos vecinos y como también señaló el propio concejal-presidente en Chamberí, Jaime González Taboada, en una entrevista concedida a este mensual el pasado septiembre. La llegada de un conocido como González Taboada a la Junta Municipal, en sustitución de Javier Ramírez, es otra de las novedades que nos deja el año. Uno de sus primeros encargos será “pacificar” unos plenos demasiado broncos, como los que ya se vivieron en la pasada legislatura.
Como decíamos, en unos días se aprobarán las cuentas municipales del próximo ejercicio, de las que ya hemos podido conocer los datos que figuran en el proyecto aprobado por la Junta de Gobierno y que este mes analizamos en estas páginas. Nuestro distrito contará el próximo año con un presupuesto de 23,7 millones de euros, lo que supone un incremento del 6,6 % respecto a las últimas cuentas aprobadas, en 2022. Además, el Ayuntamiento invertirá 5,6 millones en 14 proyectos para el distrito, si bien más del 60 % de ese dinero irá para la finalización de la citada remodelación de Olavide. El resto se dedicará a inversiones de mucha menor cuantía, entre ellas la adecuación de edificios públicos, del parque de bomberos de Santa Engracia, de la Unidad Integral de Policía de Raimundo Fernández Villaverde, o la instalación de un busto en homenaje a la chamberilera Federica Montseny, una de las propuestas más votadas en los presupuestos participativos de hace dos años.
A nuestras páginas también llevamos la suspensión judicial de la orden de clausura decretada por el Ayuntamiento para el colegio privado Brewster, que carecía de la adecuada licencia para realizar obras. Unos días antes el Pleno había aprobado el Plan Especial para regularizar la situación del centro ubicado en el antiguo Instituto Homeopático, aunque desde el Gobierno municipal se anunció que la licencia no estaría aprobada antes de la fecha de cierre, prevista para el 11 de diciembre. Sin embargo, un juzgado ha admitido in extremis las medidas cautelares solicitadas por el colegio, al tener en cuenta el perjuicio que ocasionaría la clausura para los 152 niños escolarizados. Una resolución entendible desde el punto de vista educativo, pero que pone en evidencia el debido cuidado y vigilancia municipal de un edificio con la máxima protección patrimonial.
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