Un tablero inestable tras el 26-M

Todo parece indicar que, salvo sorpresa, la historia de Manuela Carmena al frente del Ayuntamiento de Madrid finalizó el pasado 26 de mayo. Muchos están siendo los análisis sobre qué ha fallado, o qué le ha faltado a la formación de la ex jueza para no revalidar un gobierno municipal que, antes de este paréntesis, había mantenido el Partido Popular durante más de dos décadas y que ahora parece que volverá a alcanzar. La primera lectura es pues que los aciertos de Ahora Madrid no han sido tan evidentes durante estos últimos cuatro años como para mantener la confianza de los madrileños, por más que los resultados de la nueva Mas Madrid sí dejen claro que hay una mayoría estable –e insuficiente– satisfecha con la labor de la alcaldesa.

No será, en todo caso y de cumplirse los pronósticos, una legislatura fácil para el PP, con sólo 15 concejales y obligado si quiere gobernar a hacer equilibrios con dos partidos que recelan uno del otro. Ni está en la misma posición que Carmena en 2015 ni parece que vaya a tener las mismas facilidades para el acuerdo que las que gozó Ahora Madrid entonces.

Pero sobre todo, habrá que estar pendiente de qué va a ocurrir con el liderazgo de la lista más votada en la capital, si como parece Carmena cumple su promesa de echarse a un lado en el caso de que su partido pase a la oposición. La lista a medida que la alcaldesa confeccionó tenía como objetivo laminar las disonancias de la anterior legislatura para apostar por un grupo menos ideológico y pensado para gobernar. Fuera del gobierno, y con la líder haciendo mutis, no se distingue quién puede asumir la voz de mando que haga olvidar a un personaje como la alcaldesa. No parece ser el perfil de Marta Higueras, mano derecha durante años de Carmena, por lo que todo parece indicar que será el errejonismo quien tome el control y decida el tono de la oposición, ya sin las bazas de la fotogenia y la empatía.

Habrá que observar también cuál será el papel que desempeñe Ciudadanos, cuyo crecimiento fue, siendo notable, inferior a las expectativas creadas, y que esta vez quizá tenga que afrontar responsabilidades de gobierno. El PSOE, por su parte, continuó su caída libre en la capital, donde ni el efecto Sánchez consiguió hacerle remontar. Tampoco parece que su papel de muleta de Ahora Madrid haya servido para recuperar votos en el caladero de Carmena.

Por último queda la incógnita de Vox, que ha irrumpido en el Pleno madrileño con cuatro concejales y mucho ruido mediático. Una representatividad que en otras circunstancias podría ser casi residual en un parlamento con 57 concejales, pero a los que la aritmética de los resultados va a ofrecer una relevancia mayor, que esperamos –como lo esperamos del resto– utilicen en beneficio de todos los madrileños.

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