El zumo de naranja y los 10 minutos (o por qué la Atención Primaria es cosa de todos)

Hace ya 40 años que se creó una nueva especialidad médica, dentro del Sistema MIR del Sistema Nacional de Salud, Medicina Familiar y Comunitaria. Dos años después, las primeras promociones de la especialidad nos encerramos en el Colegio de Médicos de Madrid, exigiendo su desarrollo y la apertura de los centros de salud. Se hablaba del trabajo en equipo, control de pacientes crónicos, historias clínicas y prevención y promoción de la salud, en colaboración con otros agentes sociosanitarios.

Desde entonces, nuestra vida profesional ha estado marcada por la lucha para conseguir estos objetivos. Reclamábamos citas espaciadas al menos 10 minutos y más tiempo, tras nuestra consulta, para pacientes complicados; era el límite para realizar correctamente nuestra labor, como médicos de Atención Primaria.

De dos horas de consulta, sin registros de patologías, pasábamos a un modelo en el que ya aparecía la palabra prevención. No utilizábamos la frase “paciente empoderado”, pero era esa la intención, una atención médica de calidad, basada en la evidencia científica, dialogando con un paciente con información pertinente e implicado en las decisiones a tomar, acompañado a lo largo de su vida por su Médico de Familia.

Han cambiado muchas cosas... tenemos ordenadores, historias clínicas digitalizadas, internet para compartir conocimientos, ¡hasta ha cambiado la recomendación del jugo de naranja por una mejor opción nutricional, la fruta entera! Solo una cosa no ha cambiado: nos falta tiempo.

Hasta la llegada de la pandemia, nuestra agenda se componía de huecos de siete minutos por paciente al que se añaden, cada tres-cuatro minutos, otros pacientes que acuden bien sin cita o urgentes; además, la burocracia, cada día más farragosa, nos ha convertido en una especie de notarios gratuitos y una fuente inagotable de datos para nuestros gestores.

No suplir las ausencias de compañeros por enfermedad, vacaciones, formación –porque cuando hay dinero, no hay suplentes y viceversa–, disminuye la calidad de nuestra atención y la seguridad de nuestros pacientes.

¿Por qué nuestros compañeros abandonan la especialidad o incluso el país? ¿Están quemados o hartos de la precariedad de sus contratos? ¿Existe mejor consideración, mejor retribución y menor carga de trabajo en otras especialidades, países o comunidades autónomas?

Nos gusta nuestra profesión; la humanidad va implícita en nuestra elección, pero necesitamos TIEMPO para atender la consulta, formarnos, colaborar con asociaciones de nuestro entorno y trabajar con dignidad.

Nuestro sistema sanitario es reconocido en todo el mundo por su calidad, y todos estamos implicados en que esta calidad no siga deteriorándose, con y sin coronavirus. Y nuestro demostrado compromiso exige no tener que reescribir este artículo dentro de 10 años... o más.

Dras. Ana Murcia y Montserrat Bustamante
Médicos de Familia. Centro de Salud Eloy Gonzalo
 
* Dedicado a nuestro querido compañero Dr. Nabil Al Abdalla, fallecido por coronavirus, mientras cumplía con su trabajo en Atención Primaria de Salud (QEPD).

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1 comentarios

  1. María Isabel Ruiz | 20/04/2021 16:58h. Avisar al moderador
    Nabil era el mejor médico que hemos tenido. Siempre tan dedicado y preocupado por tu bienestar. Nos da muchisima pena esta pérdida. Te echaremos mucho de menos   

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