Una legislatura que toca a su fin

Esto se acaba. La legislatura que allá por 2019 el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, y la vicealcaldesa, Begoña Villacís, decidieron arrancar con el prometido, aprobado y teatrero desmantelamiento de Despacio Galileo, toca a su fin en unas semanas. Una legislatura que en el debate chamberilero se inició de manera poco cordial con un “escrache feminista” a Javier Ortega Smith, y que se ha terminado con una provocación gratuita y una falta de respeto intolerable a la portavoz de Más Madrid por parte de su homólogo de Vox.  

Ambos altercados resumen lo que ha sido durante estos cuatro años el plenario del distrito, comandado por un concejal-presidente cuyas formas broncas y autoritarias, fuera de la deseada “cortesía parlamentaria” –como señala una de las portavoces de la oposición– han convertido cada sesión en un desagradable ejercicio de incivismo del que el concejal, como máxima autoridad, ha sido el principal responsable, pero no el único. Otros portavoces se han sumado con gusto a la gresca, contribuyendo al ambiente enrarecido que se ha vivido en todo este tiempo en el edificio de la Plaza de Chamberí. Unas maneras poco alentadoras y que entorpecen el encargo de servir de voz y atender las demandas de los vecinos, que debiera regir a toda la corporación.

Fuera del pleno y más allá de las formas, la legislatura ha estado marcada por dos grandes problemas sobrevenidos, como fueron la pandemia provocada por el covid y la borrasca Filomena, que condicionaron toda la actuación municipal durante un buen tramo del mandato. En los temas concretos, la calificación depende de si quien responde es el gobierno o la oposición, como queda claro este mes en nuestro reportaje sobre el balance final de la legislatura.

Quizá el mayor problema que atraviesa el distrito, los ruidos y las molestias provocadas por el ocio nocturno, se han tratado de paliar con la aprobación de la nueva Zona de Protección Acústica Especial Trafalgar-Ríos Rosas, “el mayor logro” de estos cuatro años, según el concejal de Chamberí, si bien su eficacia real aún está por evaluar, tras apenas unos meses desde su entrada en vigor.

Desde la Junta Municipal también se esgrime entre lo conseguido la construcción de equipamientos como el Centro de Mayores Antonio Mingote, la Sala de Lectura Vizcaíno Casas o la nueva base del Samur de Monte Esquinza, además del centro deportivo municipal de Cea Bermúdez, un proyecto cuyo rediseño y resultado final ha supuesto el rechazo de la oposición, de una gran parte del vecindario e incluso de Ciudadanos, socios de gobierno de los populares.

Para rematar, la otra gran actuación polémica ha sido las obras de ampliación de aceras en Ponzano, cuya ejecución ponen como ejemplo de “chapuza” los propios vecinos sufridores, temerosos además de que una vez concluidas sólo sirvan para beneficiar a la hostelería, con el desembarco de nuevas terrazas en una zona ya muy saturada.

Por lo demás, la legislatura tampoco ha servido para mejorar el problema de la suciedad en las calles, ha cambiado la Casa de la Cultura de Chamberí por el Madrid Innovation Lab, apenas ha avanzado en proyectos como el Beti Jai o las Cocheras de Cuatro Caminos, y ha dejado pasar oportunidades para lograr nuevos equipamientos y zonas verdes en un distrito tan necesitado de ellos.

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