Un resultado rotundo y un programa ligero

En unos días se cumplirán cuatro años. El nuevo alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida y su vicealcaldesa, Begoña Villacís, decidían “estrenar” la legislatura acudiendo a Chamberí a presenciar el desmantelamiento del polémico “Despacio Galileo”, actuación corriente desde el punto de vista técnico, convertida en un extravagante photocall con el que los dos recién nombrados gobernantes de la capital escenificaban un portazo a las políticas de Manuela Carmena, derrotada en las urnas gracias a los votos del PP, Ciudadanos y Vox. No hubo más reversiones –el carril bici de Bulevares, también en el punto de mira, quedó intacto– y el denostado Madrid Central acabó reformulado con apenas unos retoques.

No parece que, tras el 28M, Martínez-Almeida vaya a volver a elegir nuestro distrito para otra performance inaugural a partir del 17 de junio: fundamentalmente, porque su inapelable victoria por mayoría absoluta le permitirá gobernar los próximos cuatro años en solitario y sin necesidad de asistir a actos de cara a la galería; pero también porque el programa electoral del Partido Popular apenas si incluye alguna actuación concreta para Chamberí, más allá de la ya conocida reforma de Olavide. Además, el alcalde señaló en un mitin durante la campaña que llevará a cabo mejoras en el bulevar de Reina Victoria y el túnel de Ríos Rosas.

La apuesta del PP para el siguiente cuatrienio no especifica nada sobre nuevos equipamientos ni zonas verdes en un distrito que padece escasez de ambos, por más que desde hace unos días la Comunidad de Madrid haya reabierto el Parque de Santander, la joya de la corona vecinal tantos años anhelada y parcialmente sustraída a los chamberileros.

Quizá al equipo que ha diseñado el programa municipal le falten ideas o ambición para el distrito, o es posible que piense que Chamberí no está tan mal, o no requiere de esos equipamientos con urgencia. Lo que está claro es que una gran mayoría de vecinos –el 55,1 % de los votantes, concretamente– han elegido a Martínez-Almeida para que siga gobernando el distrito, con un resultado que supera en más de 20 puntos el porcentaje de votos obtenido en 2019, y que empequeñece a la oposición y fulmina a sus hasta ahora socios de Ciudadanos, que el 28M obtuvieron un 3,2 % de los sufragios, frente al 20,2 % de hace cuatro años.

Ni las desavenencias y salidas de tono del concejal-presidente del distrito –que en estos comicios ocupaba un lugar en la lista electoral fuera de los “elegibles”–, ni problemas acuciantes como las molestias provocadas por el ocio en el entorno de Ponzano, ni la aprobación sin consenso vecinal de los cambios en el nuevo centro deportivo municipal de Cea Bermúdez, parecen haber pesado en el electorado chamberilero, que ha votado abrumadoramente a favor de Almeida en un porcentaje sólo superado por los de Chamartín y Salamanca.

Con todo, el nuevo equipo de gobierno municipal tendrá durante esta legislatura que abordar temas fundamentales para el distrito, además de buscar sitio para nuevos equipamientos. Comenzando por evaluar –y ajustar, en su caso– la eficacia de la Zona de Protección Acústica Especial de Trafalgar-Ríos Rosas, acelerar los eternos proyectos en las cocheras o el Beti Jai, o dar solución al problema de la suciedad en las calles. Tarea tiene por delante.

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