Birretes desde el destete

Me van a perdonar el ripio facilón del título, pero desde hace unos años ya, la llegada del fin de curso escolar tiene un estrambote festivo en los cientos de galas que preparan los colegios y guarderías y que obligan a los padres a hacer malabares laborales para asistir a unos actos de emoción perfectamente descriptible. Mejorar la enseñanza nos cuesta algo más, pero un sarao no nos lo perdemos.

Conste que uno es partidario de festejarlo todo y dos veces, pero la realidad es que si tienes hoy un hijo de unos 12 años, lo normal es que ya hayas acudido al menos a tres ceremonias de fin de ciclo –contando, claro, la del final de la escuela infantil– y que tu retoño se haya puesto otras tantas veces un birrete, que no hace tanto era un ultraje reservado a licenciados o doctores honoris causa.

“Yo acabé octavo de EGB y en mi casa ni se enteraron casi”, leía a un usuario en Twitter hace unos días. En la mía tampoco se enteraron mucho, pero eso fue porque, unos minutos antes de que empezara la entrega de diplomas, mi hermano se cayó y se rompió el brazo por dos sitios. Así que tuve que cargarlo en plan herido de película bélica y llevárselo a mis padres, que marcharon al hospital y se perdieron la ceremonia, que por supuesto no incluía birrete.

A medida que se escalan los ciclos escolares crece la sofisticación de las “galas”, que “ya parecen la entrega de los Oscars”, continuaba el tuitero. Seguro que muchos de ustedes se cruzaron en las últimas semanas con hordas de jóvenes y jóvenas engalanados como para ir al Baile de la Rosa a las cinco de la tarde, con un calor en la calle que haría llorar a San Lorenzo. Ignoro si en esos actos, al fin y al cabo académicos, existe algún código de vestimenta, pero imagino que, de haberlo, será algo así: americana estrechísima –alguno he visto con esmoquin– y corbata por encima del ombligo ellos, y vestido largo sacado del armario de producción de La isla de las Tentaciones ellas. El resultado es, ya digo, digno de verse. Y debe de serlo aún más tras el fin de la ceremonia y de la posterior fiesta, que si no, a qué tanta gala. Y repito: todo me parece bien si es por festejar. Pero los birretes, meh.

Foto de fredy martinez


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