Adiós a las vallas de la Fuente del Río Lozoya, joya del patrimonio de Chamberí

Las obras para permitir su acceso público durarán cuatro meses


Ya han comenzado los trabajos para retirar el vallado de la Fuente del Río Lozoya, en la calle de Bravo Murillo, para permitir el acceso público a esta disimulada fuente mural situada en un lateral del primer Depósito del Canal de Isabel II, y que algunos consideran “la pequeña Fontana de Trevi” chamberilera. La empresa de aguas regional ha encargado a la empresa Tragsa la ejecución de las obras para recuperar este monumento y su entorno más directo para el uso urbano, tras años en una situación de descuido y ostracismo.

Los trabajos durarán cuatro meses y tienen previsto concluir a finales del mes de junio. El proyecto cuenta con una inversión de 209.327,91 euros, según el contrato al que ha tenido acceso Europa Press. Además, las obras podrían aprovecharse “para hacer un nuevo acceso a las instalaciones deportivas”, aventuraba la portavoz de Más Madrid, Berta Gámez.

La zona resultante tendrá un acceso libre, para lo que habrá que adecuar el espacio actualmente privado anexo a la calle de Bravo Murillo, si bien el monumento no se tocará. La iniciativa fue aprobada hace un año y, como entonces recordaron los grupos políticos, se daba cumplimiento así a “una demanda histórica” del vecindario.

La Fuente “de los Patos”

La Fuente del Río Lozoya, “monumental y alegórica, [a la] que el vulgo denomina 'de los patos'”, como señalaba Pedro de Répide en 'Las calles de Madrid', se construyó en 1858 y fue la primera fuente ornamental de la que brotó agua del río Lozoya. El cronista de la Villa ya señala hace un siglo que “desde no hace mucho tiempo ha quedado dentro de la valla que sigue la línea de la vía pública”, velando parcialmente su presencia a los transeúntes. Esta actuación busca precisamente darle visibilidad y resaltar su valor como Patrimonio Histórico Artístico.

El monumento fue trazado en la pared lateral del Primer Depósito, en terrenos del antiguo Campo de Guardias, por el ingeniero Juan de Ribera Piferrer, que lo concibió como un arco de triunfo clásico. En su hornacina central figura una monumental personificación del río Lozoya tallada por el escultor Sabino Medina Peñas, con la forma de un joven que pisa con un pie la vasija asentada sobre un conjunto de rocas que dan forma a una cascada. Flanqueándole, a la izquierda se encuentra una imagen de la Agricultura –obra del compostelano Andrés Rodríguez–, y, a la derecha, otra de la Industria –de José Pagniucci Zúmel–. El pilón tiene una profundidad de 70 centímetros, y un diámetro de unos 10 metros.

Después de 1947 se colocaron dos cisnes metálicos en el estanque, que se decoró con juncos y plantas acuáticas, que fueron posteriormente retirados. En 1977 el conjunto de los depósitos, fuentes y otras edificaciones del Canal de Isabel II fue declarado Monumento Histórico. En 1992 el principal surtidor que brota de la tinaja fue limpiado, y restaurado en el año 2000.


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