“No puedo creer que vayan a cambiar el enlosado de Olavide por ese pegote gris, funerario y triste”

Felipe Domingo, vecino de la zona, impulsó hace 20 años la primera gran reforma de la plaza


La plaza más emblemática de Chamberí afrontará este 2023 una nueva reforma justo cuando se cumplen dos décadas del proyecto que alumbró su actual configuración. Entonces, el diseño de Olavide partió de los propios vecinos del entorno, que se organizaron para encuestar a miles de residentes y encomendaron sus conclusiones al arquitecto José Martínez Sarandeses, cuyo proyecto venció en el concurso de ideas convocado por la Junta Municipal. Uno de los principales impulsores de aquello fue Felipe Domingo Casas, vecino de la zona, que 20 años después teme que la nueva remodelación prevista termine por malograr lo que “sólo se hizo en parte” del diseño de Sarandeses. Chamberí 30 días ha hablado con él.

¿Qué piensa de la reforma de Olavide aprobada por el Ayuntamiento?

Este proyecto no sabemos lo que es. Cuando lo leí en la prensa, envié un escrito al Área de Obras y Equipamientos para que tengan en cuenta las propuestas no ejecutadas del proyecto anterior y que otras puedan reconsiderarse. Dijeron que empezarían las obras a principios de año, pero ha pasado un mes y nada. Ojalá lo estén estudiando. Esos más de cinco millones de presupuesto anunciados son mucho, y si pueden ahorrarse en algo, por ejemplo no cambiando el enlosado, ese dinero puede servir para mejorar otras cosas.

¿Qué significa la plaza de Olavide para el barrio?

Si se mira con ojos críticos, la plaza es feísima, con un diseño raro pero un uso masivo. Es un espacio urbano de enorme importancia para la estancia y diversión vecinal, especialmente de mayores y niños, que la ocupan a cientos. Pero es también un reclamo para jóvenes, que acuden por sus 10 terrazas –más de 200 mesas y mil sillas– y que últimamente han encontrado barra libre para extenderse por ella sin ningún control. Esto forma parte del deterioro de su calidad ambiental, al igual que la profusión de mascotas, sueltas a todas horas en un parque público totalmente urbano. Hay que controlar de forma tajante las molestias y ruidos que hacen las ciudades invivibles. El ruido permanente es incompatible con una vida saludable.

¿Qué se hizo de aquella reforma, ejecutada a principios de los 2000?

El estado actual de la plaza se corresponde con la idea de Sarandeses –fallecido ya, y que trabajó para los vecinos con una dedicación casi altruista–, aunque de aquel diseño el Ayuntamiento hizo una mezcolanza, un intento de reconocer que era un buen proyecto, pero más bien poco. Por ejemplo, los accesos al parking se trasladaban a los exteriores de la plaza, o la fuente no era ornamental. Sobre lo primero, a estas alturas ya es imposible, porque habría que suprimir más plazas de aparcamiento y no se va a permitir, pero lo cierto es que esas salidas son obstáculos que ocupan un espacio que sería útil.

¿Y la fuente?

Nuestro proyecto proponía una fuente a ras de suelo, como hay en muchos sitios. Unos chorros que sirvieran de refresco a los niños en verano, y que cuando no saliera agua el espacio sirviera como escenario para actividades. Por cierto, he leído que con la nueva reforma se van a colocar seis fuentes de agua potable. Me parece exagerado.

Tampoco está conforme con la renovación del pavimento anunciada…

El enlosado de color anaranjado de la plaza no debería levantarse: tiene ya 20 años, pero está perfecto, es permeable y da al lugar un aire alegre y relajante. No puedo creer que se vaya a cambiar por ese otro gris, funerario y triste, un pegote que están poniendo en todas las plazas y aceras de Madrid, y últimamente en la Puerta del Sol. Chamberí conserva muchas aceras con este enlosado de color, que hace la ciudad más amable y, junto a las fachadas de distintos tonos que rodean Olavide conforman una variedad colorista art decó.

Bien está que cambien las farolas, que en Olavide son de tipo fernandino, corresponden a la época de creación del barrio, y cuya luz se proyecta escasamente hacia el suelo. Una reforma sensata tiene que cambiarlas necesariamente por un diseño del siglo XXI, o la reforma quedará hecha un pastiche.

En su escrito también apunta al cuidado de los árboles y las aves…

Sarandeses decía que un árbol de ciudad no necesita más de 40 cm de tierra, por lo que el aparcamiento subterráneo no es impedimento. Él plantó así cientos en Madrid, pero si hoy le propones eso a un técnico, no se va a querer arriesgar.

Pero el proyecto debe preocuparse también por la fauna, que es tanto como decir por los gorriones. Las obras son terroríficas para ellos, y de ahí que en el Tercer Depósito o la Plaza de España se hayan ido. Es necesario colocar preventivamente nichos de nidificación y comederos en los árboles más altos, porque en España han desaparecido 15 millones de gorriones en los últimos 30 años. El alcalde, concejal o funcionario público que piense en esto merecería un monumento.


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