El Museo de Bellas Artes de Valencia exhibe sus joyas en la Fundación Cristina Masaveu Peterson

Más de 100 pinturas de autores como El Bosco, Sorolla, Ribera o Rubens


La Fundación María Cristina Masaveu Peterson y el Museo de Bellas Artes de Valencia han inaugurado La colección del Museo de Bellas Artes de Valencia. Entre el Bosco y Sorolla, una exposición que reúne más de un centenar de obras maestras pertenecientes a la colección de la pinacoteca valenciana y que podrá verse en la sede madrileña de la fundación (Alcalá Galiano, 6) hasta el 14 de julio, con entrada libre.

La muestra, comisariada por el director del museo valenciano, Pablo González Tornel, abarca desde la Edad Media hasta principios del siglo XX, e incluye piezas de artistas de la talla de Juan de Juanes, El Bosco, Ribera, Rubens, los Benlliure, Muñoz Degraín o Joaquín Sorolla, que se exponen reunidas por primera vez fuera de Valencia.

Dividida en nueve secciones, según un orden cronológico, la selección arranca en el siglo XV, con el auge del arte hispanoflamenco, en una Valencia emergente dentro de la Corona de Aragón. El despegue económico y cultural de la ciudad al final de la siguiente centuria permitió la llegada de pintores, como el florentino Gherardo Starnina o Andrés Marçal de Sas, que coincidieron con maestros locales, como Gonçal Peris, Miquel Alcanyís o Pere Nicolau, convirtiéndose en difusores del gótico internacional.

De esta época son las obras expuestas el Retablo de los Siete Sacramentos o de Bonifacio Ferrer, de Starnina, o la tabla bifaz Verónica de la Virgen y Anunciación, una pieza devocional que Peris y Nicolau tratan con el preciosismo de un objeto de orfebrería.

Renacimiento y Juan de Juanes

La muestra también trae el Cristo portacruz de Paolo San Leocadio, considerado introductor del primer Renacimiento italiano en Valencia, donde también estuvo El Bosco, cuyo Tríptico de la Pasión o de los improperios, una de las obras maestras del museo, llegó a la ciudad de la mano de Mencía de Mendoza. En la exposición puede contemplarse su tabla central, La Coronación de espinas.

Ya en el siglo XVI, la inclinación del arte español hacia la modernidad clasicista tuvo su eco en autores como Juan de Juanes, “reclamado hoy como el mejor pintor del Renacimiento en España”, según Tornel, y autor de varios cuadros que forman parte de la muestra, entre ellos un magnífico Pentecostés.

La nueva expresividad que un siglo después traería el Barroco, gracias a la llegada de artistas como Pedro Pablo Rubens, queda también consignada en la muestra con su Virgen con el Niño. Un desembarco que favoreció un rico panorama pictórico, con maestros españoles como José de Ribera –con tres retratos en la exposición, dedicados a Pitágoras, Heráclito y San Andrés–, Francisco y Juan Ribalta, Juan Valdés Leal, Claudio Coello o Francisco de Zurbarán, de todos los cuales también se exhiben obras.

Fillol, Sorolla y Degraín

La selección también recuerda la pintura de temática social de finales del siglo XIX, una corriente representada en Valencia por Antonio Fillol Granell, exitoso retratista, que plasmó con toda crudeza la violencia de los conflictos armados y el atraso de las sociedades rurales, como refleja su impactante El amo. La muestra reúne asimismo autores de ese siglo, como Vicente López, Francisco Domingo, Antonio Gisbert, José Benlliure o Ignacio Pinazo.

Como no podía ser de otra manera, uno de los papeles destacados de la exposición lo protagoniza Joaquín Sorolla, valenciano universal, de cuya muerte se acaba de celebrar el centenario, y que dispone de una sala monográfica con retratos, paisajes y obras como la académica El niño de la bola o la Labradora valenciana, un modelo que realizó para ser reproducido en azulejería.

Un coetáneo, Antonio Muñoz Degraín, fallecido hace un siglo y considerado el paisajista más relevante de la pintura valenciana de entresiglos, también ostenta un espacio, con cuadros como Paisaje granadino o Espigadoras de Jericó.

Finalmente, la colección concluye en las primeras décadas del siglo XX, tiempo de una España convulsa y una Europa en guerra, que va cambiando el realismo por una nueva estética ligada a las vanguardias. De esta época son las piezas Bombardeo, de Eleuterio Bauset o Madre tierra, el cuadro que Horacio Ferrer de Morgado presentó a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1936, interrumpida por el estallido de la Guerra Civil.

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