Cinco años es mucho

Decía Carlos Gardel que 20 años no es nada, pero sobre eso habría mucho que debatir. Claro que él volvía a su Buenos Aires querido tras aquellas dos décadas, y nosotros llevamos solo cinco vueltas de almanaque en Chamberí, pero no nos hemos ido. Ni pensamos. Y vaya si es.

Aquel abril de 2017 se repartía por primera vez en estas calles Chamberí 30 días, una nueva publicación local que defendía “un periodismo cercano, hecho por y para los vecinos, para informales de todo lo que acontezca en su distrito”, hermano menor de su versión tetuanera, que llevaba entonces 23 años haciendo lo propio en el distrito vecino, y ahí sigue ya camino de su trigésimo aniversario.

La aventura pretendía traer a este distrito castizo el romanticismo del papel con el que siempre nos hemos identificado, y por el que seguimos apostando, por más que no quede ahora otro remedio que navegar también por esas otras aguas de la virtualidad digital, que también nos entusiasman y que fueron fundamentales en momentos que no se nos olvidarán, como el confinamiento durante la pandemia.

Los inicios, qué duda cabe, no fueron placenteros. Chamberí 30 días no pertenece a ningún gran grupo editorial que le preste respaldo financiero y es además un periódico plural, sin vocación alguna de ser instrumento político de ninguna formación, de ahí que tanto los sucesivos equipos de gobierno municipal como sus respectivas oposiciones se hayan acercado a estas páginas con cierto recelo –o bien alejado de ellas–, como aguardando al sexador que pudiera etiquetar la cabecera antes de poder valorarla, en lugar de como vehículo informativo único para contactar con el vecindario.

Los recelos también vinieron, sobre todo al principio, de lugares inesperados, como aquel mercado municipal chamberilero que desdeñó hacerle hueco a más “propaganda” en sus instalaciones, escamoteando así a sus clientes la posibilidad de ofrecerles información cercana y gratuita.

Un vecindario, este sí, cuyo candor y ánimos hemos notado desde el principio, bien en el trato directo o en los mensajes que nos han dejado durante todo este tiempo en el buzón de correo o a través de las redes sociales.

Decíamos que cinco años es mucho para una publicación local y gratuita en pleno siglo XXI, y lo hubiera sido también en condiciones normales, con todas las crisis –del papel, del periodismo y publicitaria– ya descontadas, pero este lustro ha sido de todo menos normal: la llegada de la pandemia y el confinamiento, que durante dos meses nos obligó a centrarnos exclusivamente en la versión digital debido a la imposibilidad de imprimir la publicación, y cuyas consecuencias sufrió y aún sufre el distrito, o el ‘tsunami’ blanco que Filomena dejó a su paso por el distrito, resultaron fenómenos catastróficos en todos los niveles, además de todo un reto informativo como nunca antes tuvimos que enfrentar.

Ahora que la normalidad parece que vuelve poco a poco, sirva este editorial de agradecimiento a nuestros lectores y anunciantes, con la garantía de que, tras estos duros años, Chamberí 30 días continúa con la ilusión del primer día. De aquel día de abril en que los chamberileros se despertaron con un nuevo vecino, mensual y gratuito, y con unas ganas enormes de ganarse al barrio.


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