“Es esencial crear espacios vivos y hermosos para el ciudadano”

Entrevista a la arquitecta e interiorista Teresa Sapey


Es la Reina del No-Lugar. Autoproclamada embajadora del color albero. Convencida socializadora de la arquitectura y las artes plásticas. Una artista que impregna sus obras de ironía y sensualidad y proclama la suerte de haber nacido mujer. Por si fuera poco, posee un sentido del humor que convierte el suelo que pisa en una gran fiesta. Es Teresa Sapey, icono de la arquitectura y coleccionista de arte y anécdotas.

Basta una legendaria cita de Ava Gardner para activarla: “¿Dónde vas, torero?” Teresa ríe: “Esa es una frase que me hace temblar. Ava pasó una noche muy divertida con Luis Dominguín y cuentan que este se despertó pronto y empezó a vestirse. Desde la cama, la actriz le hizo aquella pregunta, a lo que él respondió: a contarle a todo el mundo que he dormido con Ava Gardner”. Ambos se conocieron en el Zambra, el tablao flamenco más famoso de Madrid, y en ese exacto lugar fue donde Teresa Sapey abrió su estudio de arquitectura. “El local pasó muchos años cerrado y un día, paseando, me llamó la atención. Le pregunté al portero qué era aquel lugar y me dijo: ¿No lo sabe? Este es un local de pecado, ha conocido tantas borracheras y resacas que si las paredes hablaran… En ese momento supe que debía alquilarlo. Yo también soy un poco pecadora, ¿sabes?, tengo asumido que arderé en el infierno. En otra vida, tal vez, seré mejor”. Han pasado los años y Teresa aún acerca su oído a las paredes cuando nadie mira. “Les digo: toc, toc, soy yo, ¡habladme, contadme lo que visteis!”.

Nació en Cuneo, en la región de Piamonte, y se crio en Turín, donde se licenció como arquitecta. Posteriormente se mudó a París para estudiar en la prestigiosa Parsons School of Design. De aquella época guarda un recuerdo fabuloso. “Fue una época maravillosa y tuve unos compañeros de lujo. Gonzalo, el hijo de García Márquez, y también Tom Ford. Él estudiaba Fashion y yo Fine Arts. ¡Qué guapo era! El más guapo del curso”.

Fue en Madrid donde, años después, Teresa Sapey se convertiría, casi por azar, en la Reina de los Parkings. Todo empezó con el proyecto del Hotel Puerta de América, en cuyo diseño participaban arquitectos de la talla de Zaha Hadid, Jean Nouvel o Arata Isozaki. “Es una historia maravillosa y la tengo que contar, especialmente a las nuevas generaciones para que no pierdan las ganas de ser buenos profesionales. Conocí casualmente al consejero delegado del hotel y le pregunté si podría participar en el proyecto. Me dijo que no quedaba un metro cuadrado libre y, además, todos los arquitectos involucrados eran gente muy famosa y yo, sin quitarme mérito, no lo era tanto como Jean Nouvel. Entonces tuve ese instinto de supervivencia tan femenino y le dije: ¿y si te encuentro un hueco? Él me dijo: es imposible, nadie conoce mejor este espacio que yo. Y le dije: El aparcamiento. Se quedó helado. Nunca en mi vida he visto un parking de diseño, añadió. Y mirándole a los ojos le contesté: juntos haremos el primero”. El parking acabó resultando un éxito, llegando a ser alquilado por Madonna para una fiesta privada o por BMW para el lanzamiento de un nuevo modelo.

Y de un parking a otro: el de Pedro Zerolo, en Chueca. “Es un lugar muy querido por los vecinos”, comenta alegre. “Cuando lo diseñé, un señor me dijo que aparcaría todos los días allí, aunque le pillaba un poco más lejos, porque quería verlo cada mañana. Llegar a la gente, mejorar sus vidas, es lo que me empuja a trabajar”.

La Reina del No-Lugar

Para Teresa, la arquitectura debe llegar a todo el mundo. “La arquitectura no es élite, es social”. Estas palabras están ligadas al concepto del No-Espacio, del que es reina absoluta. “No-Lugar son esos espacios de tránsito. Pensamos que pasamos poco tiempo en ellos y no los valoramos: túneles, pasos subterráneos, estaciones, baños públicos… Pero pasamos más tiempo en ellos que en museos, iglesias o monumentos. ¿Por qué no darle una vuelta de tuerca? El ciudadano medio, el trabajador, habita estos lugares, y es esencial crear espacios vivos y hermosos para él”. Ha regalado proyectos a varias fundaciones, desde bibliotecas a zonas de hospitales y lugares para ancianos. “Si alguien necesita un proyecto para razones sociales”, afirma, “contad con nuestro equipo”.

Los reconocimientos la avalan: ‘Premio Arquitectura de Interiores de la Comunidad de Madrid’ en 2005, elegida Breakthrough Designer por la revista ‘Wallpaper’ en 2007 (“soy la única mujer en España con este reconocimiento”), ‘Premio Women Together’ concedido por Naciones Unidas en 2008, ‘Premio al Estudio de Interiorismo del Año’ por ‘Architectural Digest’… “Los premios te dan energía para seguir, pero no te dan de comer”.

En España su huella se ha visto plasmada de las formas más variadas: desde las luces de Navidad de Serrano, hasta locales de tiendas como Isolée, Dellito e Castigo o Custo (“conocí a Custo una noche muy especial, pelín pecador él también”, cuenta entre risas). Una de sus últimas creaciones ha sido para la marca de muebles Vondom: una cabeza de hombre llamada Adan. “Adan es un taburete, un macetero, una mesa, un compañero de vida, un chico que nunca se queja y te acompaña… ¡Todas necesitamos uno!”.

El color forma parte fundamental de su trabajo. “Yo soy color”, afirma, “cada día uno distinto”. Su favorito: el naranja. “Por la Vitamina C”, explica entre risas. “Cuando vine a España descubrí la luz española y ese color maravilloso: el albero. Me explicaron que era el color de la arena de la plaza de toros de Sevilla, que es la luz de este país. Soy embajadora del albero. Cuando diseñé el comedor del Hotel Room Mate de Rotterdam, le dije a Kike Sarasola: el color tiene que ser albero, porque en una ciudad donde no hay tanta luz, tenemos que llevar la luz española. Y él dijo: adelante”. La luz, ese gran aliado de arquitectos y diseñadores. “Si te equivocas de luz, te equivocas de proyecto”.

Fotos: winaxfotografo.



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