Un recorrido histórico, social y cultural por Chamberí a través de la prensa local

El distrito contó con cabeceras como ‘El Heraldo’ o ‘La Voz’


La Guerra del Rif, comúnmente conocida como Guerra de África, fue uno de los acontecimientos que marcó el año 1913 en adelante. Muchos hombres pertenecientes a familias humildes fueron obligados a combatir en ella. Aunque el contexto nacional de aquel entonces estaba muy marcado por este acontecimiento histórico, en la capital se estaba viviendo un importante y paulatino crecimiento en sus calles y, muy especialmente, en sus barrios y distritos más periféricos. Ése es el caso de Chamberí. 

En un contexto nacional algo agitado, a la par que lo era también el contexto más allá de nuestras fronteras, la ciudadanía comenzaba a enterarse e interesarse por lo que sucedía fuera de sus pequeñas realidades. La curiosidad y el interés se convirtieron en protagonistas y con ellos la información. Es por ello por lo que, de forma paralela, los periódicos adquirieron una importancia crucial.

El periodismo y el oficio de periodista se acabaron convirtiendo en un registro histórico de lo que ocurría, además de reflejo y expresión de la sociedad. Con ello, muchas de las informaciones más importantes eran las de sucesos. Empezaba a interesar lo que pasaba en los países vecinos, pero la información local seguía teniendo mucha fuerza.

Estas informaciones entremezclaban la cercanía de los lectores con el drama, el conflicto y los sentimientos, características esenciales de cualquier noticia. Un reflejo de ello se puede ver en ‘Los misterios de Chamberí’, una novela breve escrita en 1844 por Antonio Flores, novelista y cronista. En ella, Flores desgranó, como en todas sus obras, la realidad social española a través de las costumbres. Esta pieza se publicó en la revista literaria ‘El Laberinto’, la cual dirigía.

Otro de los grandes acontecimientos que conmocionaron al distrito y a la sociedad madrileña en general fue el llamado “crimen de la calle de Fuencarral”. Luciana Barcino, viuda de Varela, fue hallada muerta en su casa del segundo izquierda del número 109 de la calle de Fuencarral, y el hecho derivó en la primera crónica de sucesos española, que durante más de un año “rentabilizaría” la prensa, con un tratamiento sensacionalista. 

Diarios locales

Por lo que respecta a publicaciones propias del distrito, fue el 14 de diciembre de 1913 cuando se publicó por primera vez el ‘Periódico Chamberí’. Este diario local se imprimía en un formato pequeño de ocho páginas a tres columnas y su periodicidad era cada 10 días. 

Su director fue Eduardo Saavedra, quien contaba con la ayuda de Ricardo P. Sancho dirigiendo a los redactores, y Manuel de Diego al mando de la administración. Estaba centrado especialmente en los vecinos, propietarios e industriales de este distrito madrileño. Por esta razón, enseguida alcanzó cierta popularidad entre el vecindario, ya que una de sus metas más claras era informar acerca del desarrollo sociocultural. Dentro de estos objetivos destacó también “el ejercicio del más legal y más sagrado de los deberes: el de la legítima defensa, en virtud del inexcusable instinto de conservación”, así aparece definido en la editorial de presentación, como motivo de su puesta en marcha.

Algunas de sus secciones fueron: ‘Espectáculos’: dedicada a la crítica de obras de teatro en cartel, revistas y películas. ‘Buzón del lector’, para aquellos interesados en la literatura, así como una ‘Guía del Vecino’, que contenía un listado de tiendas, almacenes, solares o pisos desalquilados. También eran importantes las secciones de actualidad política o la denominada ‘Chamberí Intelectual’, la cual iba dedicada a un personaje importante del barrio.

Estas secciones eran el reflejo de que el interés del diario estaba centrado en informar sobre la vida municipal y local del municipio, y también sobre los servicios públicos relacionados con el barrio, que afectasen de forma directa al vecindario.

Sólo un año más tarde, en 1914, este diario local cambió de nombre al de ‘El Norte de Madrid’. Una de las novedades que trajo consigo este cambio fue la ampliación del área de difusión. Sin embargo, mantuvo las mismas secciones que su diario antecesor, aunque bien es cierto que se dedicó especialmente a la información local del barrio, destacando los cambios más significativos para sus gentes.

Otra de las diferencias fue su periodicidad, ya que empezó a publicarse semanalmente, bajo el lema o leyenda de “defensor de los intereses de la zona norte de Madrid y de los gremios madrileños”. Con ello, aumentaron también el número de páginas, pasando de 8 a 12. Este aumento se debió a los anuncios de los comercios de la zona, momento en el que este tipo de publicidad daba importantes beneficios.

Empezó a contar con algunos colaboradores de renombre por aquel entonces, como Lino Cemar, Antonio Escudero, José Salvador Ramón, Julio Peñalva Romero o Andrés Aragón, firmas que daban un valor añadido al diario y a sus informaciones.

Nace ‘El Heraldo’ 

Años más tarde, en 1921, nació otro medio local en el distrito, cuyo nombre era ‘Heraldo de Chamberí’ y su lema “Semanario defensor de los intereses del Distrito. Completamente desligado de todo compromiso político”.

Se trataba de un diario que se publicaba semanalmente, con una gran variedad de secciones centradas en denunciar con “dureza” los problemas y las necesidades que había en la zona. Algunas de sus secciones fijas eran: ‘Nuestras excursiones’, que se centraba en la publicación por capítulos de pequeños viajes por toda España. ‘Chamberí y sus niños’, que se encargaba de aquellas cuestiones relacionadas con el mundo infantil. ‘Las calles de Madrid’, especializada en explicar el nombre, historia y origen de las calles de la ciudad. ‘Lamentos de la zona norte’, donde se confeccionaban y aglutinaban las cartas y quejas de esta zona geográfica. ‘Cuatro Caminos’, que era información sobre ese barrio, debido a su cercanía con Chamberí, y la sección de ‘Madrid Antiguo y Contemporáneo’, que estaba dedicada a explicar la historia de la Villa y Corte.

Este periódico contaba con un pequeño tamaño, aunque contaba con entre 8 y 16 páginas a dos columnas, debido a la amplitud de sus secciones.

Toda la información estaba centrada únicamente en Chamberí y, aunque las piezas eran de gran calidad, poco a poco fue dejando espacio a otras informaciones más centradas en la literatura y cultura como ‘La voz de los poetas’, ‘Versos prosaicos’, ‘Almanaque chamberilero’, ‘Bromas y verás’ o ‘Música’. Y es que el aumento de secciones como éstas hizo que el nivel de calidad de las piezas fuese descendiendo de forma paulatina, dejando a un lado la información local.

‘Voz’ para Chamberí

Tres años después, en 1924, salió a la calle ‘La Voz de Chamberí’, cuyo lema era: “Revista consagrada a la defensa del vecindario, la industria y el comercio de este Distrito”. Tenía un pequeño formato (21x30,5 cm) de 20 páginas a tres columnas, costaba 30 céntimos y salía cada 10 días. Su fundador y director fue Vicente Alonso Pérez, y la redacción estaba en la calle de Olid, 12, y también se imprimía en el distrito, concretamente en la Imprenta Artística (calle del Norte, 21).

La portada reproducía siempre un grabado de aire madrileño, pero en cada número tenía un color diferente; la primera página estaba dedicada a un monumento nacional (entre ellas, la portada del Hospicio, hoy Museo de la Ciudad) o al recuerdo de una persona ilustre (tales como Alberto Aguilera o Goya). ‘La Voz’ abarcaba además todo tipo de temas, desde locales a deportes, moda... También dedicaba una sección a “Las calles de Madrid”, y realizaba amplios reportajes sobre temas madrileños, como el río Manzanares, el Palacio Real o la Plaza Mayor, para dar a conocer a los lectores la historia de algunos lugares de la ciudad. Además, insertaba un pequeño boletín municipal, en el que resumía las sesiones del Ayuntamiento.

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