La depresión, esa compañera silenciosa

El día 13 de enero se celebra el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión. Se trata de un trastorno del estado de ánimo, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) afecta al 3,8 % de la población, siendo una de las principales causas de discapacidad. 

Es una enfermedad silenciosa, que no distingue de género, edad o condición social, aunque es más frecuente en mujeres. Se caracteriza por generar importante malestar, gran sufrimiento y un impacto negativo en la calidad de vida de aquellos que la padecen. Entre sus principales síntomas destacan la tristeza, la falta de motivación, la falta de concentración, problemas con el sueño, cambios en el apetito y el peso, el sentimiento de culpa o la sensación de cansancio, entre otros, por lo que podríamos hablar de una afectación global física y psíquica, haciendo especial hincapié en la afectación de la esfera afectiva. 

La depresión no está originada por un único factor, sino que es el resultado de la combinación de varios mecanismos sociales, psicológicos y biológicos. No es infrecuente que la persona que la sufre no se dé cuenta del problema que padece, porque se desarrolla de forma gradual, por ello, es fundamental aprender a detectar las señales de advertencia de un episodio depresivo, para poder acudir al médico y evitar un empeoramiento de la enfermedad. Nuestros esfuerzos como profesionales de la salud han de ir dirigidos a una mejora en la prevención, la detección, el diagnóstico y la atención temprana. 

El sistema sanitario nos puede ofrecer información y apoyo, diferentes opciones terapéuticas y, en el caso de que se requiera, atención por un especialista en salud mental. El tratamiento más habitual es el tratamiento farmacológico, que se ha de complementar con estrategias psicoterapéuticas y con entrenamiento en habilidades de autocuidado. El objetivo del tratamiento será la remisión de los síntomas y la restauración de la funcionalidad basal del paciente, por lo que es necesario un enfoque global.

En un momento social en el que se habla de salud mental más que nunca, se han de destacar los principales obstáculos a los que nos enfrentamos, como son, la falta de inversión suficiente en salud mental, el déficit de psicólogos clínicos en el ámbito del Sistema Nacional de Salud, que se traduce en largas listas de espera para recibir atención, y la estigmatización asociada a los trastornos mentales.

Os animamos a acudir a vuestro médico de familia siempre que lo necesitéis, porque cuando se trata de luchar contra esa compañera silenciosa, toda ayuda es poca.

Laura Fernández García
Medicina Familiar y Comunitaria
Centro de Salud Eloy Gonzalo 

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