La violencia de género y su repercusión en la salud de la mujer

Actualmente, por desgracia, el concepto violencia de género nos suena demasiado. Es una de las caras del sistema patriarcal en el que vivimos y se puede definir como “violencia ejercida hacia las mujeres por el simple hecho de serlo, a manos de hombres en el ámbito público o privado”. La violencia de género repercute directamente sobre la salud de las mujeres. Podríamos deducir los aspectos más físicos como las lesiones, pero hay ciertas secuelas en salud, que tal vez no son tan conocidas.

Las mujeres víctimas de malos tratos pueden sufrir depresión, estrés, ansiedad, trastorno del sueño, baja autoestima, intentos de suicidio, uso excesivo de sustancias dañinas… generando consecuencias directas sobre su salud. La falta de sueño, unido a la ansiedad o estrés, puede derivar en problemas cardiacos. Las agresiones sexuales derivan en mayor riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual. Otro ejemplo es el uso de sustancias abusivas como el alcohol, que puede derivar en problemas hepáticos y neurológicos. En general, las mujeres víctimas de violencia de género tienen el doble de riesgo de enfermar y de desarrollar patologías como fibromialgia o síndrome de fatiga crónica, afecciones que causan dolor generalizado o cansancio extremo.

A su vez, en materia general de la población, las mujeres sufrimos esta amenaza de manera diaria. La violencia sobre nosotras es palpable en la publicidad, al caminar solas por la calle o en nuestras relaciones. Todo ello causa un estado de vigilia, ansiedad o desconfianza, que repercute directamente en nuestra salud mental y física. La violencia de género es, por tanto, un determinante fundamental de salud y debemos tenerlo en cuenta en nuestra vida privada y, como sanitarios, en nuestras consultas. Prevenir y hacer una detección precoz puede ayudar a muchas mujeres víctimas de sus parejas.

Algunas de las señales de estar ante una mujer que sufre, o está empezando a sufrir malos tratos, pueden ser: alejamiento de sus amistades, empieza a contar menos de su pareja, cambios de humor, justificación constante de su pareja o pérdida de intereses personales. En la consulta podemos ver a una mujer con cambios repentinos de peso, signos físicos, signos psicológicos, si acude con su pareja puede que este no deje espacio a la mujer o si ella habla buscará la aprobación de él, vocabulario despectivo hacia sí misma, problemas para conciliar el sueño… En caso de sospecha, y con su permiso, debemos aislar a la paciente y crear un ambiente seguro, garantizando la confidencialidad para poner en marcha los protocolos necesarios.

Estos datos reflejan la importancia de atender la violencia de genero tal y como es, un problema estructural y patriarcal, que causa un daño inmenso a las mujeres y que debe ser atajado desde todos los ámbitos, incluido el sanitario.

016 – Número ayuda a víctimas.

Jara Cegarra Cupeiro
Estudiante de tercer curso de Grado Enfermería UCM
CS Eloy Gonzalo

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