Si no lo fotografió Alfonso, no existió: una crónica visual de la primera mitad del siglo XX

Exposición antológica del célebre estudio fotográfico madrileño, en la Sala Canal de Isabel II


Su objetivo encuadró todos los acontecimientos importantes de la primera mitad del siglo XX, las personalidades más célebres y las costumbres sociales de toda una época. Bajo la firma Alfonso se fotografió todo y a todos, y ahora la Sala Canal de Isabel II presenta más de un centenar de esas imágenes pertenecientes a diferentes épocas en la exposición “Cuidado con la memoria”, dedicada a este estudio familiar que fue testigo y autor de la memoria visual del convulso y trágico siglo pasado español.

Y es que Alfonso no fue un solo fotógrafo, sino una saga iniciada por Alfonso Sánchez García (1880-1953), que supo aprovechar el auge que comenzaban a tener las revistas gráficas de prensa, y continuada por sus tres hijos, que junto a otros colaboradores impulsarían –y dominarían– la fotografía de prensa en España durante décadas. Entre todos ellos destacó el primogénito, Alfonso Sánchez Portela, Alfonsito (1902-1990), cuyo protagonismo contribuiría al notable desarrollo del estudio.

“En los barrios madrileños a Alfonsito se le conoce más que a Romanones, y en cuanto ocurre un crimen o se hace un vuelo transatlántico, el público acude a los escaparates de Alfonso para apreciar de cerca la cara del asesino, las heridas de las víctimas o los héroes de la aviación”, llegó a decir el historiador de la fotografía Publio López Mondéjar.

Durante la Guerra Civil, Alfonso se alineó profesionalmente con la causa republicana, cubriendo el conflicto como testigo, principalmente en Madrid, pero también en otros lugares del frente como Teruel o Toledo. Al estallar el conflicto la familia tuvo que abandonar su estudio de la calle de Fuencarral para instalarse en Santa Engracia, 40, donde ya ejercía uno de los hermanos.

Acabada la Guerra, los Alfonso fueron condenados al ostracismo debido a su significación política. En 1942, El Alcázar publica un artículo titulado “Cuidado con la memoria” –que da nombre a la muestra– donde señala veladamente al estudio, al que se advierte del silencio y la discreción con la que debía trabajar en esta nueva era para evitar “provocar a los que tienen memoria, ofensas que personar y agravios que vencer”. Privados de la licencia para ejercer el fotoperiodismo, la firma pasa entonces a centrarse en el retrato de estudio, fotografiando a todos los protagonistas de la vida cultural, social y política del siglo XX, incluyendo a los artífices de ese apartamiento, atraídos por la fama de sus profesionales.

El retrato, la Historia y la vida cotidiana

Sus archivos desentrañan la profunda transformación de un tiempo, de la vida cotidiana y del ocio, pero también son una crónica visual histórica que registra la monarquía alfonsina, la dictadura de Primo de Rivera, la proclamación de la II República o el triunfo de Franco. El objetivo de los Alfonso siempre estuvo allí: ante el cadáver de Calvo Sotelo o en el asalto al Cuartel de la Montaña.

Como retratista, puso delante de su objetivo a toda la Generación del 98 –especialmente memorables sus fotos de Valle-Inclán o de Machado–, a artistas como La Chelito o Raquel Meller, y a políticos desde Pablo Iglesias, Azaña o Indalecio Prieto hasta el General Millán Astray o Tierno Galván.

Su trabajo, propiedad del Estado desde 1992, representa en definitiva uno de los archivos históricos más importantes del siglo XX, y forma parte de la memoria gráfica de muchos españoles. Un valioso legado que puede visitarse con entrada libre hasta el 22 de enero de 2022 en la Sala Canal, en Santa Engracia, 125.

Fotos:
Proclamación de la Segunda República. Puerta del Sol, Madrid, 14 de abril de 1931©Alfonso. Vegap, Madrid, 2021
Vendedora de pavos, diciembre de 1922:©Alfonso. Vegap, Madrid, 2021
Ramón María del Valle-Inclán paseando por Recoletos. Madrid, 1930:©Alfonso. Vegap, Madrid, 2021

 


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